viernes, 14 de enero de 2011

CAMBIOS SUPERFICIALES O RADICALES?


“Por eso les digo: obedezcan al Espíritu de Dios, y así no desearan hacer lo malo. Porque los malos deseos están en contra de lo que quiere el Espíritu de Dios, y el Espíritu está en contra de los malos deseos. Por lo tanto ustedes no pueden hacer lo que se les antoje” (Gal 5: 16-17).
Cuando llegamos a los caminos del Señor pensamos que todo va a seguir siendo como lo era hasta ese momento; bueno en realidad si lo pensamos fríamente, si; todo puede continuar tal cual, pero ese instante en que le decimos a Dios toma mi vida, te la entrego por completo, El esta escuchando mi clamor, mi petición, quizás mi ruego. Porque cuando le pedimos eso, es porque estamos en unas circunstancias en las cuales no podemos mas, y sentimos que solo El nos puede ayudar. Ciertamente es así, El es el único que lo puede hacer. Pero nosotros tenemos que darle el paso o mejor dicho dejar que haga su obra en nosotros, y es a partir de allí en el que debemos aplicar el versículo inicial: Debemos obedecer al Espíritu. Y como lo hacemos? Y ¿Quién es el Espíritu? ¿Cómo sé que estoy haciendo las cosas del Espíritu? Preguntas importantísimas; El proceso de cambiar, porque de eso se trata, cambios en nuestras vidas. “Ahora que estamos unidos a Cristo, somos una nueva creación. Dios ya no tiene en cuenta nuestra antigua manera de vivir, sino que nos ha hecho comenzar una vida nueva” (2 Cor 5:17). En esta nueva etapa de nuestras vidas, entra un elemento de suma importancia que nos ayudará con estos cambios, ese elemento se llama La Biblia; ella será como la constitución que nos dirá cuales son nuestros deberes y derechos en el área espiritual, de esa forma podremos saber si estamos haciendo todo correctamente. Pero tampoco se trata de hacer las cosas como se dice en el argot de los estudiantes, al caletre, es decir; que las hago solo porque las dice en la biblia, tenemos que dejarnos guiar por El Espíritu, esa presencia maravillosa que se siente cuando estamos en una conexión directa con nuestro creador. Los cambios tampoco van a surgir de un momento a otro, recordemos que es un proceso, y va poco a poco; y todas esas cosas que hacíamos en nuestra vida vieja ya nos las haremos, porque sencillamente ya no nacerán en nuestro corazón hacerlas. “Todo el mundo conoce la conducta de los que obedecen a sus malos deseos: no son fieles en el matrimonio, tienen relaciones sexuales prohibidas, muchos vicios y malos pensamientos. Adoran a dioses falsos, practican la brujería y odian a los demás. Se pelean unos con otros, son celosos y se enojan por todo. Son egoístas, discuten y causan divisiones. Son envidiosos y hasta matan; se emborrachan y en sus fiestas hacen locuras y muchas cosas malas. Les advierto, como ya lo había hecho antes, que los que hacen esto no formarán parte del reino de Dios” (Gal 5:19-21). Tampoco se trata de convertirnos en religiosos, que hacemos todo por pura apariencia, recordemos que podremos engañar al mundo entero, pero a Dios que lo ve todo, a El no lo podemos engañar, El conoce nuestros corazones; “… Ustedes tratan de aparecer delante de los demás como personas muy honestas, pero Dios los conoce muy bien. Lo que la mayoría de la gente considera de mucho valor, para Dios no vale nada”(Lc 16:15). Amado Hermano en Cristo, lo único que debemos hacer para que el Espíritu nos guíe por el camino correcto es: Orar, leer la palabra y dejarnos llenar del amor de Dios, para que El en su infinita misericordia nos restaure por completo, disciplinándonos cada día y seamos cambiados radicalmente, para ocupar el lugar que Dios nos da como sus hijos amados y predilectos, además llenos de bendiciones en abundancia. “Si ahora ustedes están sufriendo, es porque Dios los ama y los corrige, como si fueran sus hijos. Porque no hay un padre que no corrija a sus hijos”. (He 12:7). “Pero aquellos que la aceptaron (la palabra) y creyeron en ella, llegaron a ser hijos de Dios” (Jn 1:12). Y no seamos cristianos Light, que todo lo hacemos superficialmente, pero cuando Dios nos pide hacer lo correcto sencillamente decimos no puedo, y nos quedamos estancados en nuestra vida espiritual, hacemos como los cangrejitos, es vez de ir para delante vamos para atrás. Avancemos recordemos que “en Cristo todo lo podemos porque El nos fortalece” (Fil 4:13).
por Yany

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